Estudios y censos de opinión pública, investigación y marketing político en la región de Cusco, Perú.

Tanto la encuesta de CIT de marzo como la encuesta de IPSOS de febrero coinciden en algo: ninguno de los anteriores (blanco, no sabe, etc.) bordea alrededor del 40% al 46%. Es decir, hay un amplio espacio para que los candidatos trabajen y crezcan.

También ambas encuestas expresan algo grave para los compañeros madrugadores, aquellos que desde hace 2 o 3 años están presentes en las redes, la prensa o son autoridades, y por ende se encuentran en permanente exposición pública, casos como Fujimori, López Aliaga, Álvarez, Acuña, que tienen bancada congresal, ministros, alcaldías y videos con millones de vistas y “me gusta”, pero a la hora de convertirse en intención de voto, ello NO ocurre. ¿Por qué pasa eso?

Pero además, otro grupo temprano de candidatos no aparece o no crece en las encuestas, casos de PPC, Perú Moderno, Unido Perú, Demócrata Verde, PRI, Acción Popular, Para, Perú Libre, Ahora Nación, PPP, FREPAP, Sí Creo, Somos Libres, Podemos, JPP, entre otros, que ya llevan dos años en campaña directa o indirecta, pero se mantienen estancados entre 2% y menos del 1%, a pesar de su gran inversión en publicidad, traslados, eventos, redes y cualquier forma de difusión que han utilizado hasta el momento.

Un tercer elemento raro de la encuesta CIT es la aparición de varios candidatos jóvenes, como Paz de la Barra de FÉ, Forsyth de Somos Perú y el junior Diez Canseco de XXXX, de quien me abstengo de comentar, puesto que no resiste más comentarios; un flaco favor.

Sin embargo, hay un candidato que aparece en los primeros lugares de las encuestas y no hace campaña: su nombre es Hernando de Soto.

Lo peligroso de Hernando de Soto, además de que NO está en campaña de forma evidente, es que, cuando uno revisa otras encuestas, en el ítem “¿Por quién jamás votaría?”, Hernando de Soto es uno de los que menos anticuerpos tiene, es decir, su espacio para crecer sobrepasa el 70%, mientras que Fujimori, López Aliaga, Álvarez, Acuña, López Chau y otros tienen un rechazo mayor al 60%, por lo que su máximo posible bordea el 40%.

Dicho de otro modo, muchos de los actuales candidatos no logran conectar con la población, y ello se debe en primer lugar a que la población tiene prioridades diferentes (seguridad, trabajo, salud, etc.), frente a las de los políticos, que son vistos como aquellos que privilegian sus intereses frente a los del pueblo.